lunes, 4 de diciembre de 2006

Cronica de la visita a Belgica de los Ewing para ver a Robles

LOS PATRANKAS


Buenas a todo el mundo. Ante la presión popular ejercida por nuestro núcleo duro en Bélgica (Robles) me veo obligado a escribir una crónica del viaje a Lovaina para contaros los momentos estelares.


Pues al tajo(o Guadiana):


Desde Madrid volaba: Toño
Desde Pucela volábamos: Pep, Madaleno y el menda.

Momentos repetidos hasta la saciedad:

- Comer un kebap

- Gritar como posesos

- Tomar cañas de un trago

- Jugar a la pocha y al póker

- Echar truños por doquier

- Cantar el nuevo himno de Bélgica: Pinilla(© Los Ewing 2001)


Tras comprar en el Carrefour de Pucela unas morcillas y unos mejillones para Robles que nos olvidamos en el coche, nos fuimos a comer y a coger el vuelo.

Llegamos a Bélgica a la hora prevista y allí ya estaban Toño y Robles medio tajados gracias a que llevaban un par de horas esperándonos.

En uno de los trenes que tuvimos que coger para ir a Lovaina nos sentamos en un compartimento con dos ingleses y una italiana. Esto no lo supimos hasta momentos más tarde, cuando Pep lanzo una bolsa de patatas abierta que por supuesto se esparció en el suelo. Con nuestro donaire y simpatía entablamos conversación y nos contaron q ya suponían que éramos españoles porque hay poca gente que pegue esas voces y vaya bebiendo en un tren. Por cierto, el último día vimos a un tío que se estaba tomando una Juliper (cerveza local lamentable) y que dos revisores en modo machaca se lo llevaban para multarle.

Tras nuestro genial encuentro nos bajamos del tren gritando nuevamente y cuando llevamos andados 30 metros dice Pep:

“Coño, se me ha olvidado arriba la mochila”.

Resto: “¿Tenias algo de valor?”

Pep: “No mucho”

Zanón: “Pues a mi tb se me olvidado”

Resto: “¿Tenias algo de valor?”

Zanón: “La cartera, el móvil, la tarjeta sanitaria… (ya suponéis)”

Je, un clásico.

Pues nada, esperamos bebiendo a que volviera otro tren con las cosas y nos fuimos para Lovaina.

Hogar dulce hogar: Lovaina. Kebap y pa casa a beber. Por supuesto las tres cuartas partes de lo q llevábamos se acabo.

Resacón y a visitar la ciudad: pequeña y con una zona central muy bonita. Allí todo el mundo va en bici, así que unos fans de Perico como nosotros alquilamos unas y nos fuimos a ver la Universidad de Robles. Allí estuvimos unas cuantas horas tomando birras y jugando a las cartas hasta que fuimos a una fiesta Erasmus q se celebro en una caseta de obra decorada por dentro de forma bastante chula. Llegamos más borrachos que nadie, bebimos más que nadie y gritamos más que nadie. Aquí conocimos a unos tíos muy majetes con los que nos lo pasamos guay: Dimitris (griego), Simone (napolitano) y Richi (lituano, q se llamaba Rimviskas o algo así). Les enseñamos a cantar Pinilla y se nos unió todo el mundo, preguntándonos que coño era eso, sobre todo unas zaragozanas q no sabían que significaba y a las que, como estaban buenas, les explicamos toda la historia.

¿Más? Nos fuimos de bares y en el primero tomamos sin exagerar unas 8 cañas de un trago cada uno con el primero que pasaba, además de unas cuantas q no tomamos de un trago. Pa casa a las 9 de la mañana ovacionados por el público. En el camino fuimos con Richi, el lituano, al q le hablamos de los Ewing, y el nos dijo que pertenecía a “Los Patrankas”, así que adoptamos el nombre y para la posteridad somos: Richi, Simone, un tío tajao con una guitarra q nos encontramos con un tren y q bautizamos como Bob’o Dylan, y nosotros 5.

Al día siguiente para Bruselas. Vimos la ciudad, insultamos y blasfemamos en contra del Manneken Pis (vaya mierda de monumento) y compramos chocolate.

Al día siguiente queríamos visitar Gante así que nos levantamos prontito (primer y único día) y cogimos el tren. Allí una X gorda (donde X es cualquier insulto que se os ocurra) nos indico que nos habíamos colado de tren. Nos bajamos y cogemos otro. Llegamos a la ciudad de Genk, donde no hay nada de nada, preguntamos nuevamente, y resulta que donde queríamos ir se dice Gent (similar a Genk, eh?). Pues nada, otro tren en la dirección del primero (sí, íbamos en dirección correcta) y otras dos horas, pero mereció la pena porque de lo q vimos creo q todos coincidimos en q es lo más bonito. Profanamos un par de emblemas nacionales y a comer un Kebap.

De vuelta a Lovaina la verdad que estábamos un poco cansados y apalancados a pesar de q íbamos a ir a una fiesta de unas polacas, pero todo se arregló con un juego sensacional: la nueva versión del Mayor-Menor, en donde si las cartas mas altas empatan, para dilucidar quien bebe hay que pegar un grito más alto que el otro en la modalidad que se elija: agudo, grave, gutural, freestyle…os podéis imaginar… (tenemos vídeos). Bueno, pues compramos birras y para la fiesta. Cuando llegamos se oía la música desde la calle (bien, como en una fiesta española, unos 80dB), cuando salimos tras ser echados la bronca varias veces (con sus correspondientes “nos la suda”) el volumen era de unos 120dB gracias a la interpretación continua del Pinilla con Richi y Simone q se apuntaban a todo.

Bueno, pues con las birras que nos sobraban nos metimos a un bar. Madaleno se estaba tomando una tranquilamente y uno de los del bar se la quitó xq no se podía meter bebida de fuera. Medio segundo más tarde ya se estaba abriendo otra. Yo campe a mis anchas con dos birras en la mano. Cuando salimos interpretamos nuevamente el Pinilla, y en un momento de despiste general Richi se acercó por detrás a Bea (una de las de Zaragoza) y le pegó un grito de Pinilla al oído q se quedó sorda momentáneamente. Risas, besos, abrazos y…pa casa. Antes de llegar queríamos echar un último Mayor-Menor, así q nos sentamos alrededor de una alcantarilla (sí, habéis leído bien) al lado de la cámara de seguridad de un banco y estuvimos pegando los típicos gritos de desempate. Fin de fiesta. Al día siguiente estuvimos deambulando por Lovaina hasta que los q íbamos a Pucela nos fuimos para el aeropuerto y Toño, q volaba al día siguiente un poco mas tarde se quedo con Robles.

Das ist alles, slumbusters! Nos vemos!

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